Cuando la joven comienza a pedir que la relación sea formalizada, el caballero siempre se negaba por el temor al que dirán. Pasada un tiempo, el hombre dejó a la joven y volvió a España, donde se casó con una dama de la alta sociedad. Cuando la joven se enteró, dolida y totalmente desesperada, asesinó a sus hijos ahogándolos en un río, tras lo cual al sentir una inmensa culpa, se suicida de la misma forma.
Por este motivo recibió un castigo divino que la obliga a recorrer los ríos y caminos en busca de sus hijos. Se le ha descrito como una mujer alta, vestida de blanco, a la que no es posible vérsele la cara y en algunas ocasiones los pies, por lo que parece que flotara.
Es una aparición fantasmal en caminos rurales, en los cuales se aparece lanzando grandes lamentos, con un llanto seguido de una voz de ultratumba que pregunta: ¿Ustedes saben o han visto a mis hijos? En un espíritu vengador que se sube a los caballos de los infaustos viajeros nocturnos para matarlos con un helado abrazo mortal.
En todas las regiones se la considera un espíritu de malos presagios ya que puede causar enfermedades, empeorar a los enfermos o traer desgracias a los seres queridos. También aseguran que al despertar piedad en algunas personas, cuando se acercan a consolarla, les roba todas sus pertenencias.

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